COMUNICAV 36_37 Por Eva Altaver y Daniela Rovatti. Fotos: Agustín Rovatti CONTORNOS, SABORES Y CERTEZAS El mismo Quique nos recibe en persona y, como en definitiva se trata de contar una historia, queremos saber cómo empezó, quién era aquel niño que llegaría a tener nueve restaurantes en varios países y que, en total, suma 7 estrellas Michelin y más galardones. La historia empieza con un niño feliz, en un pueblo pequeño y un entorno amigable. Podemos imaginarnos perfectamente lo que fue su infancia en un pueblo como Jarandilla de la Vera (Cáceres), al que cada vez que puede vuelve. Aunque según Dacosta, no hay un dogma de fe que diga que hay que mantener el vínculo con los amigos de la infancia, de hecho Quique lo mantiene con tres amigos. Según pasa el tiempo, el niño se convierte en un joven inquieto que llegó a Denia con 14 años, y, como sucede a esa edad, libre para decidir, armado solamente con un “Sí me gusta, me quedo” y con vocación de ayudar en casa con lo que fuera, como hacía todos los veranos desde los once años. Así comenzó a trabajar en un restaurante familiar y muy sencillo. En ese momento, se dio cuenta de que el ambiente le gustaba y así lo resume: “En ese verano, contextualicé la idea de que tener un restaurante podía ser una buena manera de ganarme la vida. No ser cocinero, no ser camarero, sino recibir a gente, darle de comer, es decir, la parte orgánica que tiene un restaurante”. Podríamos resumirlo así: la parte de hacer feliz a la gente. Entonces, decidió quedarse, y su vida se fue ritmando entre el estudio y el trabajo. LOS LIBROS, ESOS ABREMUNDOS También es una historia de libros —cómo no—. En ese restaurante familiar, había unos libros de cocina de grandes chefs franceses. Cuando nos lo cuenta, nos queda muy claro que esos libros le “hablaron” de otros modos y otros mundos: “Mirando las fotografías me di cuenta de lo que pasaba en esos libros se parecía muy poco a lo que yo hacía. Vi que había otro mundo, otra restauración que era elevada y esa restauración elevada era adonde yo quería ir”. Y, coincidimos, los libros abren ventanas y acogen la curiosidad y la sensibilidad del lector que las tiene a flor de piel. La idea estaba clara, pero faltaba encontrar la manera de financiar los estudios fuera de España. Lo escuchamos atentamente y nos quedamos pensando. Esta historia es una historia de una certeza, la inquietud por conocer, y de libros. Y de un joven que, cuando la vida era otra, se sentó como comensal
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