Esther Rojo Vocal del Consejo General del Poder judicial ¿Cuál es su función en el CGPJ? Estoy en la Comisión de Calificación, en la Comisión de Escuela Judicial y en la Comisión de Relaciones Internacionales. También está pendiente la constitución del Observatorio de Violencia de Género y Violencia Doméstica, en el que es probable que participe. En referencia a esto último, la lucha para combatir la violencia de género ha estado muy presente a lo largo de su carrera. ¿Cómo cree que el consejo puede seguir apoyando en esta área? Presidir la sección especializada en violencia de género de la Audiencia Provincial de Valencia y, en segundo lugar, estar al frente de las comisiones provinciales de coordinación en esta materia es unas de las labores de las que más satisfecha estoy de mi etapa como presidenta de la AP. Estas comisiones se han revelado como un foro de coordinación institucional donde se abordan problemas reales y se buscan soluciones prácticas. Es un trabajo continuo y necesario, en el que participan los colegios de abogados, de procuradores, las oficinas de atención a las víctimas del delito, las fuerzas y cuerpos de seguridad... Estas comisiones han sido muy bien acogidas y creo que es un bagaje que se tiene que aportar. Pese a todo el trabajo que se lleva a cabo, la sociedad sigue viviendo esta lacra como unos de sus mayores problemas. ¿Qué cree que hace falta para mejorar la situación? Bueno, yo creo que, en primer lugar, España cuenta con una de las legislaciones más avanzadas en materia de violencia contra la mujer. En segundo lugar, las administraciones están haciendo un esfuerzo titánico para desplegar unidades de atención a las víctimas. Precisamente, en nuestra comunidad, somos pioneros en la implementación de las unidades de valoración forense. Concretamente, la de Valencia se encuentra en el Instituto de Medicina Legal. Aun así, los datos no son buenos. Con mujeres que siguen siendo asesinadas, debemos seguir trabajando y coordinándonos. He de destacar un dato positivo que hemos sabido recientemente: se ha incrementado el uso de dispositivos telemáticos de control, como las pulseras, y hasta ahora, ninguna mujer con este tipo de protección ha sido asesinada. El retraso en la renovación del Consejo General del Poder Judicial ha supuesto un gran problema en los últimos años. Respecto del momento en que hemos llegado, felizmente, se ha renovado el Consejo y hago mías las primeras palabras que nos dedicó la presidenta del CGPJ en el primer pleno. Ella aludió —y somos todos conscientes de ello— a los efectos devastadores que la falta de renovación ha tenido en la carrera judicial. Se ha producido un deterioro institucional, eso es evidente. Muchos compañeros han visto frustradas sus legítimas expectativas de acceder a determinados cargos judiciales y también se ha producido cierto desapego de los compañeros hacia sus órganos de gobierno. Todo esto son sus efectos. Pero, hemos vuelto a la normalidad institucional y esta es una buena noticia para todos. Tenemos que volver a abrir los cauces de la colaboración institucional. En mi caso, además, soy, junto con mi compañero Ricardo Bodas, vocal territorial en la Comunidad Valenciana. Mi propósito es tener una relación fluida y frecuente con sala de gobierno, presidencia del TSJ y Conselleria de Justicia y, en realidad, con todas las instituciones. También, por supuesto, con decanos y presidentes de audiencias y con colegios de abo-
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