COMUNICAV | Tercera etapa Nº26 segundo cuatrimestre 2024

COMUNICAV 38_39 Y EN EL COMIENZO FUERON LOS LIBROS La pregunta nos ronda desde el comienzo de la charla: ¿cómo fue que un veterinario que no quería dejar de serlo se convirtió en escritor? Con la sencillez y la franqueza que transmite, nos relata por qué aparecieron los libros en su vida. Como suele suceder detrás de todo escritor, hay un gran lector. Y, desde muy pequeño, la lectura lo acompañó siempre. Y, luego, en la treintena, llegaron las primera novelas de Pérez Reverte, que los fascinaron y, a la vez, dice riendo, le provocaron “una envidia insana”. Esa fue la primera chispa. Y, luego, llegó Katherine Neville, con El oso y El círculo mágico. Y resulta que esta autora no venía del mundo de las letras. Neville venía del mundo empresarial, al igual que el futuro escritor, que ese momento estaba trabajando en marketing en una empresa multinacional. Otra chispa, y la pregunta que quedó flotando: “¿Y yo? ¿Por qué no?”. LUEGO, LA VIDA MISMA A esto se sumó, una situación laboral muy difícil. Después de la compra de su empresa por otra, llegó el gran eufemismo “la reestructuración”, que, como todos sabemos, generalmente, se trata de despedir personal. Gonzalo pasó casi un año “fatal”, entonces, comenzó a escribir, para centrarse “en personajes, en tramas y no solo en el mundo laboral”. Así se cierra el primer círculo, sin intención de publicar, sino como una terapia, porque —no nos cansamos de pensarlo— los libros sanan y nos llevan más allá. A este comienzo casi sin querer, y al éxito de El sanador de caballos, siguieron otras novelas, como El jinete del silencio, Pacto de lealtad y Premio de Novela Fernando Lara 2020 con La bruma verde. Cada una de estas obras presenta un mundo en sí mismo, pero, en el conjunto, se puede advertir un hilo conductor: además de historias emocionantes y entretenidas, la profundidad y la seriedad de la documentación y, según el propio autor: “Siempre ha sido una obsesión en mis novelas introducir personajes que trasladen al lector principios. La capacidad de superación, en Diego de Malagón, protagonista de El sanador de caballos o encontrar la belleza en un ser muy débil, como en El jinete del silencio, y cómo la debilidad puede convertirse en belleza”. Esos principios no son ficción, son lo que, ahora el veterinario, observa en los ganaderos con los que trabaja y las historias de superación y entrega que llevan consigo. Y, por supuesto, el sello que lo identifica: un narrador con una sensibilidad única. “Siempre ha sido una obsesión en mis novelas introducir personajes que trasladen al lector principios”.

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