ZOOM COMUNICAV 08_09 materias y lo que hace es tratar de unificar criterios diferentes de tribunales inferiores. Por tanto, es mucho más rica y transmite mucho más la visión de conjunto. Prefiero la unificación de doctrina, y eso que pienso que ya ha cumplido todo el papel que históricamente le tocaba. Ahora habría que repensarla e introducir el interés casacional. Esto es dilucidar qué asuntos merece la pena que sean examinados para que conformen jurisprudencia en todo el estado. Contestando también a su pregunta, por supuesto que la unificación de doctrina no avanza tan rápido como los cambios legislativos. Esta es otra razón por la que el interés casacional debería implementarse. Cuando hay un conflicto sobre un cambio normativo, lo ve un juez de lo social. Si la solución no convence a una de las partes, esa parte puede recurrir al Tribunal Superior de Justicia de su comunidad autónoma. Y eso solo llegará al Tribunal Supremo si ese asunto ha sido resuelto de manera diferente por otra sala de lo social de otro TSJ, con lo cual el tiempo desde la novedad normativa hasta que nosotros podamos unificar doctrina puede ser muy largo. Por eso ya ha perdido la utilidad que tuvo en un primer momento. El Supremo debería quedar para unificar doctrina, pero no de las contradicciones, sino de los asuntos importantes, de los asuntos que son trascendentes y van a tener relevancia. Al Tribunal Supremo hay que ir, no a trabajar muchísimo -que también-, sino muy bien”. Usted afirma que la visión antigua del Derecho del Trabajo ya se ha superado y que ahora es un sector del ordenamiento jurídico de trascendental importancia. ¿Cree que todavía queda camino por recorrer en este sentido? ¿Dejará alguna vez de ser una jurisdicción menospreciada? Queda mucho camino por recorrer. Mucha gente todavía no se ha enterado de que el Derecho Civil es el Derecho de las personas, pero también lo es el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Yo, a mis alumnos, siempre les ponía el mismo ejemplo. El Derecho Penal es importantísimo en la formación de un jurista, ¿verdad? Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas nacemos, vivimos y morimos y no tenemos ningún contacto con el Derecho Penal. A lo sumo, una infracción de tráfico. Sin embargo, es imposible no tener ningún contacto con el Derecho de la Seguridad Social: prestación sanitaria, pensión de jubilación… Históricamente se ha considerado un derecho menor porque nació de un contrato de trabajo que se concibió como uno de los contratos que marca el Código Civil, solo que un poco más especial. Pero, cuando el contrato de trabajo se multiplica y tenemos veinte millones de españoles que están trabajando por cuenta ajena a través de un contrato de trabajo; cuando aparece el sistema de protección social a mitad de los años sesenta, que se consolida después de la constitución hasta llegar a ser casi universal; la conclusión es que las normas que rigen un sistema laboral y un sistema de SS son unas normas vitales para todo el mundo. La importancia que merece llegará cuando la gente entienda que este derecho regula cuestiones esenciales en su vida. “Mucha gente todavía no se ha enterado de que el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social es el Derecho de las personas”. Es inevitable tratar el tema de la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que tendría que haberse dado en diciembre de 2018, ¿cómo ve la situación? La veo mal porque cualquier ciudadano que examine la situación en que está el CGPJ puede ver que no hay ninguna facilidad ambiental que propicie un pacto necesario para su renovación. Ahora bien, si al final los representantes de la ciudadanía, que son los partidos políticos, son conscientes de su responsabilidad, tendrán que llegar a un acuerdo. No podemos hacer otra cosa que recordarles que deben cumplir sus obligaciones constitucionales. Lo tienen que hacer, como sea, pero lo tienen que hacer.
RkJQdWJsaXNoZXIy NTQ2OTk=