LA PERSONA COMUNICAV 10_11 ÁNGEL ANTONIO BLASCO PELLICER Magistrado del Tribunal Supremo Ángel siempre tuvo en mente estudiar judicatura, pero el servicio militar le cort el camino: “Me fui a la mili y estuve catorce años perdiendo el tiempo. Cuando regresé mis compañeros estaban haciendo ya el primer ejercicio de la oposici n y yo me vi en una situaci n en la que necesitaba trabajar”. Esa inquietud qued ahí y, después de pasar por el ejercicio de la abogacía y la enseñanza, “al final de tu vida profesional surge esta oportunidad y es el disfrute m ximo”, afirma contento. El magistrado nos asegura que el secreto radica en tener una familia que te apoye: “Eso es lo fundamental”. Combina la presencialidad, ya que debe estar unos días de la semana en Madrid, con el teletrabajo: “Hay que echarle muchas horas, pero tengo la suerte de que me gusta mucho lo que hago”. Ángel es un forofo del Valencia. Asegura convencido mientras ríe: “Soy del Valencia a muerte”. “Los paseos por Simat de la Valldigna me dan paz y tranquilidad”. Muchos fines de semana va a su pueblo, a Simat de la Valldigna, y nos descubre su secreto: “Allí no tengo internet”. Los paseos por esa localidad, mar y montaña —afirma— le dan tranquilidad y paz. Es también donde conserva sus amigos de toda la vida. “Es verdad que todos más o menos estudiamos y nos fuimos, pero poco a poco van volviendo. Ya quedamos pocos por jubilar”, vuelve a reír.
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