APUNTE VIAJERO OOOO Si nos dijeran que podemos caminar por la historia, recorrer senderos y adentrarnos en paisajes de maravilla, conectarnos con la cultura; en fin, si nos dijeran que explorar la magia es posible, seguramente allí nos encaminarían nuestros pasos. Y allá vamos. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, la comunidad de Alarcón, de aproximadamente 150 habitantes, está ubicada en una curva cerrada del río Júcar. Si bien ya se registran asentamientos íberos y antecedentes romanos, a los árabes debe su nombre que, en esa lengua, significa ‘fortaleza’ y la construcción del primitivo castillo sobre el que, después de la conquista por parte de Alfonso VIII en 1184, se construyó la fortaleza que se conserva actualmente. Aunque más no fuera para contemplar las vistas, Alarcón merece la visita. Sin embargo, el visitante verá colmadas todas las expectativas que ofrece este destino turístico: perderse por las calles y gozar del patrimonio histórico y cultural, descansar en la paz de la belleza natural, disfrutar de una gastronomía renombrada y recorrer senderos maravillosos. ALARCÓN las puertas del encanto PUERTAS Y MURALLAS Antes de llegar, conviene detenerse en la explanada y ya comenzar a disfrutar de la espectacular vista de la hoz del río Júcar. Desde aquí, tendremos una panorámica en la que sobresalen las murallas y las torres. Tres líneas de murallas, con sus torres y sus puertas, rodean Alarcón. Recorrerla es una experiencia única que transporta a la Edad Media. La primera puerta es la Puerta del Campo, defendida por la torre del mismo nombre. Antes de llegar a la población, se atraviesan dos puertas más: la Puerta del Calabozo y la Puerta del Bodegón, bajo la falda del castillo. Vista del castillo de Alarcón / © de Juan Pérez Pinilla
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