ZOOM Los agricultores se vieron empujados a salvarlas como fuera para poder dar de comer a sus familias. Se arriesgaban a pagar las multas, no se respetaban los turnos. Si el Tribunal de las Aguas no hubiera estado para poner orden, hubiera sido mucho peor. Muchas guerras tienen su origen en la escasez de agua. A lo largo de la historia, cuando ha sido un bien escaso, siempre ha generado discordia. Ahora conseguimos mantener los periodos de riego si no con más cantidad, con menos. Pero imagínate el siglo pasado o el anterior, sin la infraestructura de ahora. En épocas de sequía, los regadíos eran lo de menos, lo secundario. El que no conseguía regar su parcela se quedaba sin cosecha. El Tribunal de las Aguas también ha demostrado que, en lo que a su jurisdicción se refiere, no se amedrenta con nada… Pues sí, tenemos un caso reciente de una denuncia de la acequia de Mislata referente a una acequia de Tres Forques. El guarda descubrió que una empresa constructora la estaba rompiendo porque iban a instalar una línea de luz para alimentar un supermercado de una cadena muy importante. Nos pusimos en contacto con ellos y alegaron que tenían permiso del Ayuntamiento y que no iban a parar las obras. Se denunció y ese mismo jueves se celebró juicio, pero no se personaron. Se les volvió a citar la semana siguiente y apareció el representante de la empresa constructora junto a varios abogados cargados de documentación que, como mandan las reglas del tribunal, no pudieron entrar al corralet. Solo entra el justiciable. Pese a todos los alegatos que llevaban preparados, finalmente tuvieron que pagar las costas, los daños y perjuicios que causó, y reponer los daños. ¿Qué futuro cree que tiene el Tribunal de las Aguas? El Tribunal de las Aguas es necesario por su vinculación a la huerta de Valencia. El día que desaparezca, desaparecerá también la huerta de Valencia, y el día que desaparezca la huerta de Valencia, desaparecerá el Tribunal de las Aguas. Nosotros somos la justicia que se imparte en la Vega de Valencia y no conocemos otra. Podríamos quitarlo, sí, pero si durante mil años ha funcionado, ¿por qué no puede funcionar mil años más? Su secreto es que lo está haciendo bien. Es equitativo e igualitario por su imparcialidad. Tiene todos los valores para impartir justicia.
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