COMUNICAV | Tercera etapa Nº21 tercer cuatrimestre 2022

ESPÍRITU CRÍTICO, SIEMPRE Y también rebelde y hereje respecto del género, para el autor, nada diferencia a una novela ambientada en el pasado de una novela histórica. Según el canon más extendido — ese conjunto de las obras clásicas que forman parte de la alta cultura y que, por sus características formales, su originalidad o su calidad, han logrado trascender las épocas y las fronteras, y logran un grado de universalidad tal que resultan siempre vigentes— una novela histórica tiene que traer al presente el escrito del pasado. De este modo, el contexto temporal no puede ser un mero decorado, tiene que ser determinante, ya que esa historia no podría contarse en ninguna otra época. Pero Sebastián Roa no comulga con el canon, para él los elementos más importantes de una novela histórica son los mismos que los de cualquier novela: la trama y la humanidad de los personajes. El contexto temporal es secundario, un añadido. Siempre según el canon, es necesario ceñirse al pie de la letra a la documentación y te puedes permitir licencias con cuentagotas y habilita a ficcionalizar cuando hay lagunas en la documentación. Pero nuestro autor hace ejercicio de la justicia poética y no tiene ningún problema en contradecir la historia para hacer avanzar la trama. “El anacronismo no me quita el sueño. Lo que importa es la verosimilitud”, afirma. La novela histórica tiene demasiadas reglas y esto ha provocado que muchas de ellas sean muy fieles, pero que, desde el punto de vista literario, se agoten allí y dejen poco lugar para la literatura, para ese “algo más” inexplicable que deben tener los relatos. Esa magia de que solo la ficción es capaz de convocar. La literatura por delante, siempre.

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