COMUNICAV 30_31 Por Eva Altaver y Daniela Rovatti. Fotografías de Agustín Rovatti POLICÍA Y ESCRITOR Aunque no deberíamos, caemos en la inevitable pregunta: cómo se combina ser policía y escritor, porque, como a la mayoría, no nos imaginamos que un policía pueda ser escritor. Sin embargo, Sebastián nos aclara que, por más extraño que parezca, hay varios policías que escriben, incluso, existen artículos publicados sobre el tema. Pero, claro, los policías que se dedican a la escritura cultivan el género policial. Lo que sí es raro —nos dice— es un policía que se dedique a la novela histórica. Al principio, congeniar su labor profesional se le hacía más difícil, porque su actividad era más operativa, nos cuenta. Entonces, tenía que buscar rincones, aprovechar las noches, robar tiempo a la familia y, sobre todo, al sueño. En la actualidad, como ya lleva un poco más de tres décadas en el cuerpo, y está dedicado a tareas de oficina, se puede consagrar a su vocación con mayor comodidad. AQUÍ EMPIEZA LA HISTORIA A riesgo de ser poco originales, lanzamos la segunda pregunta. Sí, al igual que todos, queremos saber cómo ese niño, a quien le gustaban mucho los animales y que quería ser veterinario, finalmente se convirtió en policía. La respuesta no es distinta de la historia demuchos. Cuando Sebastián era joven, en Teruel, no había muchas salidas profesionales y así acabó en la Policía. Y, aunque siempre se había sentido atraído por la escritura, nunca se planteó ni remotamente dedicarse a esa actividad. Incluso, ahora, que ya es un escritor consagrado, nos comenta que no vive de su actividad editorial. Y, de manera inesperada, su actividad de policía ha contribuido con la tarea de escribir. Ya, también como todos, pensamos que como investigador ha visto mucho, que, de su actividad en la U.I.P. Antidisturbios, ha tomado la experiencia de combate en falange, también de su práctica de artes marciales y, sobre todo, de ser curioso e interesado, en sus propias palabras de “andar metiendo el hocico”. Pero aquí no está el punto fundamental. Como es inspector, ha tenido que contar muchas historias, escribir atestados o diligencias, que así se llaman, nos aclara. Por supuesto, estos escritos no estaban destinados a un público lector, sino a abogados, jueces y fiscales, pero sí que lehicieronadquirirmucha soltura. Y, aunque le cuesta decirlo (ya hemos dicho que los elogios no son lo suyo), sus atestados le han valido el comentario de varios magistrados. Y, con esta historia vamos entreviendo la pluma que será: “Me acuerdo de un asunto que llevamos hace bastantes años. Había implicadas muchas personas y bastantes menores. Era muy complejo. Claro, losmenores fueron a la fiscalía y recuerdo que ese atestado lo escribí por capítulos y que el fiscal me dijo: ‘Por cierto, las diligencias que nos han mandado son una maravilla’”. No nos cuesta imaginar la cara que habrá puesto el fiscal que, con un suspiro, se disponía a sumergirse en un tedioso escrito y, de pronto, se encontró con una narración bien contada ¡y en capítulos! “Ser policía me ha ayudado. Soy inspector y he tenido que escribir mucho, he tenido que contar muchas historias.”
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